Porque
realmente todo era un castillo de arena. ¿Ocho personas en la India y nadie se pone
enfermo? Qué ingénuos.
Suena
el despertador y es como una broma de mal gusto. Las siete de la mañana. Ok. A
ello. Entonces, llegamos al desayuno y los médicos no están. Y desayunamos. Y
Maite se entera de que su padre está ingresado en el hospital (pero que no se
preocupe) (¿). Y luego llegan Vicky, Conch & Mich. Resulta que Ana y Noelia
están en la habitación echando hasta las tripas. Las tres emes nos vamos al
cole y luego vendrán los médicos que puedan.
Moni
y Mai se van al hospital con Anjali para ponerle su nuevo ojo de cristal. Yo me
quedo esperando a los médicos, que seguro que necesitarán ayuda. El caso es que
llegan mogollón de tarde porque la cosa en el hotel se va complicando: las
chicas están jodidas, la diarrea es salvaje y además tienen fiebre. Vicky se ha
quedado con ellas, así que nos organizamos los dos Migueles con Conch para
hacer revisiones a los niños nuevos. Van pasando. Escribo fichas. Pesamos,
medimos, repaso de ojos, oídos, boca y exploración física. La máquina en
funcionamiento. Uno y otro, y el siguiente, y otro más y así hasta 28. Tres
horas a toda caña, con guiños, bromas y risas, pero sin parar. Un momento muy
especial. Mai y Moni (misión cumplida) nos esperan para que podamos comer
juntos.
Después
de comer dejo a los muchachos en el cole y me voy a intentar resolver el
problema del pincho de Internet. Paso dos horas en Raj. Desesperantes. Probamos
así, de la otra manera, en un ordenador, en otro, con una tarjeta y con otra. Y
después de las dos horas, llegamos a la conclusión de que las tarjetas que nos
venden están bloqueadas. Me mandan, pues, a Vodafone.
Mientras
tanto M&M han ido a recoger la leche y, claro, no la tienen. No podía ser
de otra manera. Las chicas, en el hotel, están hechas una mierda (nunca mejor
dicho). Showtime. Nos vamos con Vicky (muerta de aburrimiento después de haber
pasado el día allí metida) a descargar en un pendrive unas presentaciones sobre
educación para la prevención de enfermedades de transmisión sexual y a comprar
un poco de comida para llevar en el Jojos. Monica se ha quedado en la
habitación al borde del agotamiento (mal rollo). Y, atención, porque de
repente, en muy poco tiempo, el caos se empieza a instalar. Vicky empieza a
ponerse mala y sale corriendo a vomitar. Conch y Mich la acompañan al hotel. Y
al mismo tiempo, Mai se entera de que su padre, en realidad, ha tenido un
ictus. Y allí nos quedamos, Mai y yo, con la boca abierta.
Volvemos
al hotel con la comida. Vicky dice que está bien. Claro. Y Cristina y Barcelona
también. Comemos en la terraza los cuatro supervivientes: Mai, Mik, Mich &
Conch. Sí, es verdad que nuestros nombres van encogiendo. Es que en la India te quedas en nada, te
consume vivo.
Y
cuando bajamos, Mich (que apenas ha comido la mitad de su sándwich) sale corriendo a
la habitación. Y nos miramos como diciendo “estamos jodidos hasta los huesos”.
Cruzando los dedos para que Moni esté bien.
Mañana,
en teoría, hay que llevar a cinco niños al hospi (otorrino), tener entrevista
con el doctor Saha, dar una charla de educación sexual…
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