Para ilustrar
con un ejemplo lo que es luchar contra los elementos en Calcuta os voy a contar
el caso de Saidul:
Se trata de un
niño que hace un par de años recibió una pedrada en un ojo que le produjo una
catarata traumática. En su momento se le operó pero quedó pendiente una segunda
intervención para colocar una lente, cosa que no se llegó a hacer, con lo cual,
el ojo ha perdido casi totalmente la visión.
Vale, la
historia comienza aquí.
Ana agarra el
caso, se lleva al niño al oftalmólogo del Kasturi Hospital, se le examina y se
decide operarlo ya mismo para colocar la famosa lente antes de que ya sea
demasiado tarde (en todo caso, ya nos dicen que no recuperará la visión de
manera completa). Se realizan las pruebas de biometría y un análisis de sangre.
A Ana se le
acaban los días –y prácticamente la salud-, se vuelve a España y yo heredo el
caso. Voy el jueves al hospital (8) a recoger los resultados del análisis y se
los llevo al doctor que se hará cargo de la operación. Todo normal, el preoperatorio
está listo y la cirugía se llevará a cabo al día siguiente (viernes 9); precio:
25.000 rupias, es decir, algo más de 300 euros. Se comunica la cosa al colegio.
El viernes llegamos al colegio, preguntamos por el niño para que se vaya
preparando y nos dicen que ha venido su familia a buscarlo y que se ha ido a
casa el fin de semana para celebrar el fin del Ramadán. Nos quedamos con la
boca abierta. Increíble, todo está listo para la operación y el niño se ha
largado a casa. Pero estamos en la
India , así funcionan las cosas. Me voy al hospital a hablar
con el médico, disculparme y pedir otra cita para la semana que viene. El
médico no está en el hospital, simplemente me dan un número de teléfono para
que pueda ponerme en contacto con él. Cada vez entiendo menos. Más tarde me
entero de que en realidad la cirugía no se realiza en ese hospital sino en otro
–cosa que el doctor no me dijo el día anterior-. Dejo de luchar y Maite y yo
quedamos en hablar con él el lunes.
Y llega el
lunes. Hablamos con él por teléfono por la mañana y vamos a verle por la tarde
al hospital. Quedamos en operar al día siguiente (martes 13). Nos dice que la
operación no se llevará a cabo si el niño no va acompañado por el padre o la
madre, cosa que me parece razonable pero que tampoco me dijo el jueves.
Diálogos de besugos. No le damos más vueltas, todo está listo una vez más.
Volvemos al cole Maite y yo para hablar con el Brother (y que a su vez se ponga
en contacto con la familia del niño), pero nos dice que si el hospital es ése,
se niega a operarlo porque conoce precedentes de malos diagnósticos y
tratamientos. Maite y yo nos miramos con esa expresión de ¿por qué nos tiene
que pasar esto a nosotros? Tras más de una semana de idas y venidas hay que
volver a empezar de cero. El martes nos vamos por la mañana al Sankara
Nethralaya Hospital con Saidul. Nos dicen que nos pueden dar cita como para
dentro de un mes pero Mai les convence de que nos atiendan hoy. Tras seis horas
y media de espera, el doctor Das nos atiende. Confirma el mismo diagnóstico que
conocemos. Nos da un teléfono para que concertemos la cita de preparación para
la cirugía. El precio será de unas 48.000 rupias, unos 600 euros, es decir, el
doble. Ok.
Llego al hotel
y, tras las seis horas y pico bajo un aparato de aire acondicionado, se me
dispara la fiebre. Paso la noche tiritando, chapoteando en mi propio sudor y
medio delirando. Afortunadamente, Alba –que se pega un susto de muerte- me da
paracetamol, me pone una toalla mojada en la cabeza y cuida de mí toda la noche.
Al día
siguiente, me levanto bastante recuperado, aunque debilucho. Maite está hecha
polvo y con diarrea. Alba apenas ha dormido. Pero tenemos trabajo que hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario