domingo, 3 de agosto de 2014

Domingo 3. TREGUA


Me despierto a las cinco. No lo puedo evitar. Al principio no lo entendía, pero ahora sí, a las cinco es totalmente de día. Ritmo solar. Como no puedo volver a dormirme, me pongo a leer. Así como tres horas.

No tengo fiebre. Quiero pensar que estoy curado. Lo del “quiero pensar” se ha convertido en la frase de moda. Comenzó Ana con algo como quiero pensar que el médico de no sé qué hospital me atenderá mañana y luego siguió y siguió… quiero pensar que mañana estaré recuperado, quiero pensar que no se pondrá a llover precisamente ahora, quiero pensar que llegaré al baño a tiempo (es decir, quiero pensar que no me cagaré encima…). Quiero pensar. Parecemos una academia de top models.

Bueno, a lo que te voy, quiero pensar que estoy curado. No obstante, me tomo un plátano con otro paracetamol, por si las pulgas (¿), que a veces hay que pensar menos y actuar más.

Me alegra ver por aquí a Laura e Inés, tienen el ADN, como le decían antes a los jugadores del Barça. Nos vamos a desayunar a Raj’s. Saludo a nuestras tres guardias civiles (Carmen, Pilar –vallisoletana ella- y Conchi). ¡Señor, sí señor¡ También ha llegado Marta, mi compañera de taller. El desayuno no está para tirar cohetes (no nos han traído la mitad de lo que hemos podido y además todavía dejan fumar aquí… agg), pero bueno, un día es un día. El último, creo.

Llegan Silvia y David. Qué relindo que vinisteis. Más tarde, Pilar, Oscar e Isa, que han estado viajando por Rajastan, tan felices ellos. Llega el momento de encajar a gente en las habitaciones. En el Hilson no quedan muchas libres (la idea era estar mitad y mitad en Hilson y Sunflower), así que hay que estudiar planes b. Silvia y yo nos vamos a preguntar en tres hoteles y en los tres nos dicen que no quedan habitaciones. Y sin embargo Sudder parece tan vacío… Rarísimo. Así que el plan b es el plan a y preguntamos en el Sunflower, conseguimos unas cuantas habitaciones y con un poco de paciencia las cosas van encajando.

El día ha amanecido gris. Amenaza lluvia durante toda la mañana y a eso de las doce y pico o así cae un buen aguacero. De los gordos. Menos mal que nos pilla tirados en el hotel (hemos descubierto un punto wifi en la tercera planta, por cierto).

A eso de las dos o así nos vamos los catorce a comer algo. Moni y yo teníamos muchas ganas de ir a un restaurante indio pequeñito que nos traía buenos recuerdos. Llegamos allí y nos dicen que solo nos pueden servir noodles o arroz. Oh. Nosotros que queríamos nuestras pakoritas y el nam y… Bueno, como nos da pereza volvernos, comemos allí y el caso es que está bueno y eso pero… no era lo que queríamos.

El día, aunque está gris, es bonito. El reencuentro con esos voluntarios con los que has compartido tantas cosas. El recibir a la gente que llega por primera vez. Un montón de historias que salen a borbotones en todas direcciones. Alegría. Carcajadas. Incluso a mí me alegra tanto ruido.

Mientras algunos descansan, otros (cinco) nos damos una vuelta por el cole. Mai habla con el brother y concreta la sala de material. Por fin nos encontramos con Rachida, la niña de nuestros ojos, que estaba pasando unos días con su madre por lo de la fiesta musulmana. Cae otro chaparrón. Volvemos a Calcuta.

A las siete tenemos nuestra primera reunión. Breve. Programa para mañana. Y no olvidéis esto, esto y esto. Guay.

Nos vamos a cenar al Blue Sky (¿) y volvemos al hotel. A eso de las nueve llegan Javier e Irene (juventud, divino tesoro) que han andado por Delhi y Venarés. Ya estamos todos.

Preparamos las cosas que hay que llevar al cole mañana –ropa para Sunderbans y el material para talleres- porque vendrá una furgo a buscarlas. Yo iré con da brother a comprar la pintura y el material para cuando pintemos la casa de los mayores.

Tengo la sensación de que este va a ser el último día de tregua al menos hasta el día de la independencia (15) que es fiesta, aunque el domingo (10) posiblemente sea bastante tranquilo.

En fin. Sigo sin tener fiebre. A ver si se confirma la tendencia.

Hora de colada, ducha y escritura.

Mañana, mambo.

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