BASKET DAY

12 de agosto.

A las ocho y cuarto desayunamos en el Blue. Café, nutella pancake, sándwich de tomate, ajo y cebolla. Como es domingo no hay metro por la mañana, así que nos vamos al cole en taxis. Nuestro taxista nos cobra 150 rupias, no como el hijo de puta de ayer. Hoy vuelve a salir un grupo de niños y monitores al Nico Park.

En el cole toca el torneo de baloncesto. Las niñas ya están preparadas con sus pantaloninos y sus camisetas. Ellas jugarán por la mañana y los muchachos por la tarde. Hace un calor de muerte. Me pongo a arbitrar. Juegan tres equipos. Tres partidos, pues. Corro y corro y corro un partido detrás de otro hasta que acabo más muerto que vivo. Para cuando acaba el torneo parezco un zombi. Vuelvo a hacer el numerito de la muralla china pero al cubo, nunca mejor dicho. Escurrido de camiseta sudada, modalidad olímpica outdoor. Hay gente que no se lo cree, que piensan que es agua, que es imposible hacer que llueva sudor de esa manera. Lo que yo te diga. Supongo que en cualquier momento me desmayaré (jaja), así que, aprovechando que la cancha ha quedado libre, me voy a jugar otro rato al basket. Jua.

Luego nos vamos los que andamos pululando por ahí, es decir, los voluntarios que no nos hemos ido al parque, a clasificar todo el equipaje que he traído ayer en el taxi. Medicamentos, vendas, agujas, guantes, jeringuillas, pruebas (y tres maquinitas) de glucemia, suero y demás material médico. También libros en inglés y monturas de gafas.

A eso de las dos, nos vamos a comer y luego nos volvemos a echar el auténtico siestón del año pasado, todos tirados en el santo suelo uno al lado del otro dentro de un aula. De traca.

A las cuatro comienza el campeonato de los niños. De nuevo tres equipos y tres partidos. Como estoy absolutamente roto, dejo que arbitren los partidos Natalia, Silvia y David, respectivamente, aunque a las chicas las echo una mano (por no decir que las echo una mano con el pito, que suena de aquella manera).

Los dos primeros partidos son un choque de trenes. Los muchachos se dan cera de la buena y tengo que medio enfadarme con ellos un par de veces para que se calmen. Como el primer y el segundo partido los gana el mismo equipo, el último partido es para decidir el segundo y tercer puesto. A los equipos no les hace ni pizca de gracia, porque querían que se jugara una final, así que se conjuran para jugar un partido medio en broma, medio en serio, de manera que al final quedan empate. Ya que ninguno de los dos equipos puede ganar el campeonato, no quieren que haya un equipo perdedor. Me parece razonable.

Los chicos me dicen que a las siete y media (es decir, las cuatro, hora española) ponen en la tele la final olímpica de baloncesto entre USA y España. Salimos del cole disparados porque se nos ha hecho tardísimo. Llegamos a Sudder y vamos al Jojos. Está terminando el segundo cuarto. España está en la pomada, no cabe un alma allí dentro, nos pedimos unas coca colas y a sudar la gota gorda, todo el partido allí, de pie. Vivimos el resto del encuentro como verdaderos hooligans, pero sin borracheras, sin bates de béisbol y con estudios, claro. Aquello resulta ser la gran batalla que esperaba. Muy interesante. Individualidades contra juego colectivo. Músculo contra inteligencia. Talento contra talento. Parece que los americanos llegan a los minutos finales con más gasolina en el tanque, pero a pesar de la derrota esta generación de jugadores pasará a la historia. Hay un momento –cuando todo el equipo USA desfila para ir abrazando uno por uno a Pau, que está en el banquillo, destrozado- en que estoy a punto de sentirme español, así que me salgo afuera, no sea que.

Me voy con Alba a comer el super yogur. Yo lo mezclo con arroz comprado en un puestecito callejero. Ñam. Una delicia.

Por cierto, mañana y el martes no tendremos que madrugar, no hay actividad en el cole por la mañana porque los chicos están de exámenes, nos limitaremos a hacer algún trabajito de intendencia en Calcuta. El miércoles tampoco habrá actividad –ni por la mañana ni por la tarde- porque es fiesta. El día de la Independencia.