jueves, 23 de agosto de 2012

DESCOMPRESIÓN

20 de agosto.
Me despierto algo antes de las ocho en un charco de sudor. Me siento bien, tengo la impresión de que a lo largo de la noche he echado todo lo que tenía que echar. Resurrección. Escribo otro rato, que ya es hora de ponerme al día.

A las nueve me encuentro con mi grupo. El club del Sunflower. Moni, Karmela, Chus, Pilar, Maite y yo desayunamos en Raj’s con toda la calma del mundo. Es un día de vuelta a la calma. Tranquis troncos. El tiempo pasa tranquilo. Afuera sigue lloviendo y lloviendo pero no me importa demasiado. A Moni le putea, pero no hay nada que hacer. Después de un buen rato de Internet, me voy con Chus y Pilar a dar una vuelta y hacer unas compras. A Chus le duró un minuto el paraguas que se compró el otro día, jaja, me parto, lo abrió y se quedó con el mango en la mano, así que pasa la mañana con su paraguas sin mango. Al final les echa la bronca a los del puesto donde lo compró y se pilla otro.

En New Market nos encontramos a Antonio y parte del grupo de voluntarios. Estamos un rato con ellos en el puesto de las especias. Compro alguna más. Más tarde nos encontramos con David y Lorena que parece que finalmente se animan a viajar porque ya se encuentran mejor. Yo, la verdad es que me encuentro bastante bien, no al cien por cien, pero sin problemas. Tan solo es como si mi estómago fuera un cuerpo extraño dentro de mi cuerpo. No es que me duela ni que esté revuelto sino que es como si no me perteneciera, no me manda señales, así que no tengo ni pizca de hambre. Aún así, como unos poquitos noodles, por si acaso.

Nos encontramos con la comunidad en el hotel. Descansamos. Aprovecho para escribir más (por fin voy al día) y descargar unas fotos. Está siendo un día de descompresión que necesitábamos urgentemente porque mañana habrá que ponerse de nuevo las pilas. Chus, Pilar, Natalia y Silvia vuelan a Goa a primera hora de la mañana, mientras que Jesús, Blanca, Maite, Karmela, Moni y yo madrugamos para ir al cole, que toca médicos. Luego, a las nueve de la noche cogeremos un tren que nos llevará a los seis, al Brother y a veinte niños a pasar unos días en la playa.

Arreglamos las cosas en el hotel: a las siete de la mañana dejamos libres las habitaciones y nos guardan las maletas. Ya tendremos preparado el equipaje que nos llevamos a Puri y el equipaje que dejamos aquí, para la vuelta. Menos mal, porque al principio nos decían que no podíamos dejar el equipaje en el hotel, hubo que poner caritas y todo eso.

Para rematar el día de relax, nos damos un paseo por Park Street, pasamos un buen rato en la librería Oxford, que es una gozada, me doy mi segundo garbeo por Internet en Raj’s, así puedo colgar las entradas que me faltaban para estar en paz y cenamos ligeritos en el Jojo’s.

Nos vamos al hotel, nos reímos mucho, le regalo un par de camisetas a mi querido Antonio (el sordomudo), que se pone como unas castañuelas, y nos despedimos del club de Goa. Toca recoger y hacer maletas (qué pereza, coño).

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