domingo, 19 de agosto de 2012

INDEPENDENCE DAY

15 de agosto.

Hoy no hay que madrugar y me lo tomo al pie de la letra. Desayuno en Raj’s con Alba, Lorena y David. Moderado, por una vez, que queremos ir luego a comer al Haldiram. Comienza el diluvio, de los que vienen con efectos especiales, vamos. Percusión líquida. Se nos corta el rollo y nos toca esperar un buen rato antes de poder salir a dar un paseo. Aprovechamos para ir al Hilson a ver cómo están las renqueantes. Les toca a Sole (que se apunta a todas) y Marta. Hoy estrenan Avatar en la tele y están tiradas en la habitación viéndola con Blanca y Esther, que decide no ver el final de la peli y se viene con Alba y conmigo a dar una vuelta aprovechando que ya ha parado bastante el diluvio.

Caminamos los tres como una hora y pico hasta llegar a Kalighat. Después de usar el paraguas para la lluvia pasamos a usarlo de sombrilla porque en un abrir y cerrar de ojos sale el sol y pega que te mueres. Clima bipolar (siempre agobiante, eso sí, que no le costaba nada ser un poco más “polar”).  Paseamos por el barrio, vemos el mercadillo y el templo –por fuera-. Los alrededores del templo de Kali, donde se encuentra el primer hogar que fundó la Madre Teresa (no nos interesa), siempre me ha parecido un lugar muy especial, muy indio, aparte de ser un foco de prostitución, con todo lo que ello conlleva.

Esther vuelve al hotel y Alba y yo, a eso de las cuatro de la tarde, pasamos por la divertida aventura de comer en el Haldiram. Recuerden: una especie de enorme y colorido restaurante de comida rápida que siempre está abarrotado de gente india, afortunadamente no se ven guiris por allí -aparte de mí, claro-. Tienen también un enorme mostrador lleno de chocolates y dulces de todos los colores y muy buena pinta y una trasera con una especia de cafetería pastelería. Llegas a la caja, pides –aunque no entiendes gran cosa de la carta-, pagas y te dan un ticket cortado en trocitos. Cada uno de ellos corresponde a un mostrador diferente –hay como siete o así- donde recoger el pedido. La bebida en el mostrador A, la samosa en el C, la dosa en el H, el postre en el G. Una cosa así, vamos. Una aventura dentro de la aventura es encontrar mesa. La comida es sabrosa y divertida, toda una experiencia. Nos ponemos como el quico, por cierto.

Volvemos al centro neurálgico –Sudder Street-, nos encontramos con gente, compramos algo en el super, vemos alguna tienda y acabamos dando una vuelta por New Market, el mercado hormiguero, una estructura llena de pasillos laberínticos en los que me pierdo a la primera. Menos mal que siempre hay alguien que te lleva donde quieres o te saca a la calle.
Reunión en Hilson. Mañana madrugo para ir al dermatólogo. Maite nos dice a Mónica, Karmela y a mí que en el cole han pedido una actuación del coro para que la puedan ver los profesores y demás personal del centro, que no estarán el día del festival. Será el viernes a las ocho de la mañana. Ole.

Me retiro relativamente pronto al Sunflower para poder lavar y escribir un poco, que arrastro un retraso tremendo. Una vez más.

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