miércoles, 3 de agosto de 2011

EL REMATE DEL TOMATE

DÍA 2 DE AGOSTO

Es obvio que estábamos cansados. Abro los ojos. Miro el reloj. Son las once de la mañana. Ole. Hay que recoger y dejar las habitaciones. El dinosaurio sobado comienza a desperezarse. Malena y Pilar son las primeras de la clase, ya están preparadas. Chus y yo nos ponemos a ello. Bajamos todo el equipaje a una habitación y cuando nos vamos a ir, Pilar se da cuenta de que ha perdido las gafas de sol. Ya tenemos canción del verano. Llama al uno, que pregunte al otro que ayporfavorquévoyahacersingafas. Llamo también por teléfono al aeropuerto pero no entiendo nada de lo que me dicen. Me doy cuenta de que no tengo las hojas de la reclamación. ¿Las he perdido? ¿Se las ha quedado la de aeroflot? Vaya mierda.

Vale, nos vamos a desayunar, que son las mil. Los del anjlika ya nos conocen, hola, qué tal.

Bueno, tenemos que decidir qué hacemos. Jesús se echa la manta a la cabeza y dice que tenemos que ir todos al aeropuerto a rescatar la maleta de Chus. Total, tampoco tenemos mucho más que hacer hasta las siete y media que sale el tren a Varanasi. Cogemos el metro. La cola para entrar es épica –es lo que tiene que vayan cacheando a todo el mundo uno por uno-. Vamos a una estación en la que cogemos otro tren al aeropuerto. La canción del verano no para de sonar. Wouhoho… Lo pasamos bien, no paramos de hacer risas.

Llegamos al aeropuerto. Hora del diálogo de besugos. Vamos de aquí para allá, subimos a la puerta de acceso –salidas internacionales- y la casualidad quiere que nos encontremos a un tipo de aeroflot. Hablamos con él, nos tranquiliza (bueno, yo no estaba nervioso, pero ustedes me entienden), nos dice que lo más seguro es que la maleta esté en Moscú, pero con la descripción que le hemos dado intentará que la manden de vuelta. Nos da una dirección de email, le damos el teléfono de Pilar y de Malena y nos volvemos a la gran ciudad. Otra cola épica en el metro. Madre mía.

Tras algún amago infructuoso, acabamos comiendo a eso de las cinco en un restaurante cerca del hotel. A Pilar no le gusta, como casi siempre, (la rutina: ay yo esto no lo puedo comer), para los demás no problemo. Se nos va haciendo tarde. Llegamos al hotel a eso de las seis y poco, recogemos, ya han llegado las gafas de Pilar, habrá que esperar a la siguiente canción del verano. Llegan dos minicoches, metemos equipajes y tres personas en cada. Hala, a la estación, que está en el quinto culo. Tras cuarenta y algo minutos de viaje llegamos Malena, Pilar y yo. Son las siete y diez, nos sobran 20 minutos. Perfecto. Aparece Bharti, anda qué sorpresa. El otro coche no aparece. Nos sobran 15 minutos. El otro coche no aparece. Bharti se pone nervioso. Pilar se pone nerviosa. Nos sobran 10 minutos. El otro coche no aparece. Nos vamos adentro a buscar el tren mientras Bharti espera fuera. Pilar se pone más nerviosa. Le pego un bufido. Encontramos el tren, dejo a las chicas y el maletón y salgo disparado a la entrada. Nos sobran 5 minutos. El otro coche no aparece. Bharti se sube por las paredes. 4 minutos. 3 minutos. 2 minutos. 1 minuto. Es la hora. Dentro de mi cabeza suena una sirena de concurso de la tele. Baaaaahhhhh. Gracias por haber jugado con nosotros. Bharti dice que es posible que los otros hayan entrado por otra puerta, no por la principal. Salgo esprintando para dentro. A mitad de la carrera me encuentro a Malena corriendo con el corazón en la boca. Que han llegado, ya han llegado. Hala, entrenando para Londres 2012.

Bueno, resumiendo, el tren sale cinco minutos tarde y por eso podemos cogerlo. Al otro grupo –Chus, Olga, Jesús- lo dejaron en la otra punta de la estación y tuvieron que cruzarla a la carrera con cinco mochilas y una maleta. No me pregunten cómo. El exceso de adrenalina en el torrente sanguíneo tiene que salir por algún sitio, así que allí estamos los seis en el tren, dando voces, pegando saltos, haciéndonos fotos, diciendo chorradas y sin parar de reír. El remate del tomate, que diría Olga.

Nos colocamos en el compartimento con otras dos personas, una señora muy seria que no dice nada (Lady) y un señor muy dicharachero que chapurrea un poco inglés y le pedimos que nos haga fotos. Las hace, digamos, a su manera. Hablamos un rato con él. Jesús le pregunta a todo el que pasa que cuándo llega el agua. Luego, el señor se baja (un ohhh muy grande) y llega un hombre con una túnica blanca y hermoso bigote (El Faraón) con el que ya no tenemos tanto rollo. Saco el computador y me pongo a escribir. A Pilar le da miedo ir al baño porque hay señores por allí. Más risas. Hoy nos estamos pegando una jartá. Comemos unas bolsas de patatas fritas y unas galletas que le compramos a un paisanín. Cuando Lady y el Faraón ya se van a dormir, colocamos las literas y nos recogemos. A Pilar le da miedo subirse a su litera. Siguen las risas. Chus hace el tunelito subida con un pie en cada lado. Más risas. Jesús dice las palabras mágicas (algo como aquí va a ser imposible dormirse) y a los dos minutos está frito. Naturalmente.

1 comentario:

  1. Esto es un sinvivir, me estoy haciendo adicta a los relatos. Esta noche he cambiado mi libro de lectura por los días 1 y dos.
    A ver si recuperais la maleta de Chus por fin (que intriga).
    Un fuerte abrazo, no dejeis de informarnos, que así compartimos el viaje

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