sábado, 6 de agosto de 2011

KOLKATA

DÍA 6 DE AGOSTO

Me despierto. Siento el traqueteo del tren. Miro el reloj. Las once de la mañana. Toma ya. Chus sigue chinatronca y Pilar también. No está mal, ya hemos pasado casi todo el viaje. Nos vamos desperezando, aseando y toda la pesca. Me cambio de ropa. Mis pantalones –comprados en Delhi por cien rupias, euro y medio- harían vomitar a una rata. En nuestro compartimento hay una señora vieja y su marido, que está enfermo. Él se tumba en un asiento y ella, la esfinge, gorda como una cebolla, se tumba en el otro. Hala, a buscarnos la vida. Me subo a una litera lateral y me pongo a escribir. No se está nada mal aquí arriba, la verdad. Escuchamos rumores. Que si llegamos a las tres, que si llegamos a las cinco (cuando la hora prevista eran las ocho de la mañana). Veremos.

Olga y Jesús nos cuentas sus correrías nocturnas: las risas con las dos pijas (norteamericanas?) con complejo de princesas y el revisor que se quedó encerrado entre dos vagones –hay una persiana metálica que los separa- y éstos no quisieron abrirle, jaja.

Al final, la llegada fue a eso de las cinco y media, es decir, a las cinco y media de la tarde nos metimos en la estación de Varanasi y 24 horas después aparecimos en Kolkata. Precisión suiza, vamos.

Hicimos una buena cola en el taxi prepago y nos vinimos a Sudder Street. En un primer vistazo desde el coche, para estas muchachas Calcuta es una maravilla al lado de Delhi y Varanasi. Después de unas cuantas vueltas y mucha espera –india-, nos instalamos los cuatro en una habitación –amplia, limpia, con aire acondicionado- porque mañana quedarán libres las habitaciones que nos interesan. El hotel se llama Sunflower, está a diez minutos de Sudder –menos ruido, menos guiris- y tiene un aire como de antiguo, con un ascensor viejísimo, de estos con rejas y su ascensorista. Cenamos un poco dispersos y nos tomamos la última –un lassi- en Raj.

Pilar va a levantarse a las cinco o así para ir a la misa del Mother House (¿), así que le toca dormir en el colchón. Los otros tres dormimos atravesados en dos camas.

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